PARA DESARROLLAR LA FUERZA CONSCIENTE
Por: Jeanne de salzmann
La observación de sí es la función del amo.
Por el momento, no tenemos más que una atención, dirigida
ya sea sobre el cuerpo, ya sea sobre la cabeza o el sentimiento.
Con la voluntad del hombre número 1, 2 y 3, y
con toda la concentración posible, sólo podemos controlar un
centro.
Sin embargo, podemos hacer un esfuerzo y la observación fortalece
la atención y aprende a concentrarse mejor.
Uno puede entonces recordarse de sí mismo y, si uno trabaja
esto concienzudamente, puede ver lo que hace falta.
Hay dos clases de acción: la automática y la voluntaria.
Querer es lo más importante y lo más poderoso en el mundo, porque
permite tener UNA ACCIÓN que no es automática.
Podemos, por ejemplo, tomar algo que deseamos hacer, que
no somos capaces de hacer, y volverlo nuestra meta, sin dejar que nada se
interponga.
Es nuestra meta única.
Si uno “quiere”, uno puede.
Sin querer jamás se podrá.
Con un querer consciente, todo puede ser obtenido.
Necesito desarrollar UNA ATENCIÓN VOLUNTARIA, es decir,
una atención consciente, una fuerza más grande que mi automatismo.
Necesito sentir su falta y tener una atención
activamente puesta sobre mí, sobre mi estado, sobre LA RELACIÓN entre mi
pensamiento y mi cuerpo.
Siento que ese querer no es mi voluntad habitual, VIENE de un
sentimiento nuevo, desconocido.
Una fuerza consciente no puede ser automática.
Solo una atención voluntaria, ese movimiento consciente,
que es la apertura a una fuerza superior, tiene el poder de superar el automatismo; ese
movimiento consciente, por tanto voluntario, tiene el poder de superar el
automatismo.
Pero para eso la atención debe estar siempre ocupada
voluntariamente.
Ella puede ser más o menos fuerte, puede disminuir,
pero apenas cesa de ser voluntaria, es tomada.
Yo vuelvo a ser fragmentado, y el automatismo recomienza.
La apertura a una fuerza superior debe llegar a ser
constante.
Aprendo a tener una sensación continua de mí... al
caminar, al trabajar.
Mi atención está completamente ocupada.
Todo el tiempo siento y vuelvo a sentir mi Presencia y al
mismo tiempo aparto las asociaciones; mi atención no les permite invadirme.
Tengo la sensación y el sentimiento de mi
Presencia, la atención está sobre la sensación.
La cabeza vigila, la atención está ocupada totalmente en
mi experiencia.
No me represento nada con palabras o imagenes.
La visión es lo más importante.
Ella sostiene la relación y permite que se forme la
energía.
El cuerpo rechaza su manifestación automática porque siente la
calidad de esa fuerza.
Se somete a ella para recibir su acción y
permitir que se intensifique.
Hay una lucha: una fuerza debe tomar la
autoridad y la otra debe aceptarlo.
Todo lo que está disperso se concentra.
La atmosfera se recoge por si misma.
Hay entonces una sensación definida y en cierto
momento me siento animado por una energía nueva, un sentimiento de ser.
jeanne de salzmann