viernes, 16 de octubre de 2015

UNA MANERA NUEVA DE FUNCIONAR

UNA NUEVA MANERA DE FUNCIONAR
Por: jeanne de salzmann

El estado de mi ser hoy en día está condicionado por mi manera de pensar, de sentir y de experimentar, que toman toda mi atención y me limitan a una parte estrecha de mí mismo.

Para salir de esos límites hace falta que aparezca en mí una nueva forma de funcionar.

Hace falta que yo descubra la ineficacia, la insuficiencia, de mi pensamiento y de mis emociones como medios para acercarme a mi verdadera naturaleza.

El funcionamiento automático de mi pensamiento y de mis emociones se interpone entre el mundo tal cual es, lo que soy realmente, y la percepción que tengo de ello.

El estado en que vivo no tiene ni orden, ni visión, ni meta.

Estoy aquí sin saber por qué, sin saber a lo que sirvo.

Cada una de mis funciones responde a las impresiones desde su punto de vista, como si estuviera sola, con lo que sabe.

Pero ellas no pueden percibir la realidad separadamente, porque la realidad posee una energía de una calidad muy superior.

La fuerza de cada una de mis funciones es demasiado pasiva.

Para la comprensión contenida en la luz de la conciencia, las funciones deben armonizarse entre sí y estar unidas en un mismo movimiento de disponibilidad.

Si se crea una distancia entre ellas, la meta común se pierde y la función ciega actúa según su costumbre.

Lo primero que hay que comprender es, entonces, esa disponibilidad de mi pensamiento, de mi cuerpo y de mi sentimiento para recibir juntos, al mismo tiempo, una impresión que no podrían conocer de antemano.

Todo lo que conocen no es la percepción inmediata de lo que está ahí, ahora, cuando se callan.

Y es muy necesario pasar por esa decepción de ver que su intervención, en la que siempre creo, sólo aporta imagenes conocidas en lugar de una experiencia directa.

Empiezo, tal vez, a vislumbrar por qué ésta enseñanza le da tal importancia al hecho de que nuestros centros trabajan sin ninguna relación entre si.

Mientras no se haga una relación, no puedo ir más allá de mi estado de conciencia habitual.

¿Se puede hacer esta relación?

¿Siento como un hecho, de una manera real, que falta una relación?

¿Siento en el momento mismo esa falta de inteligencia para conocer mi verdad y la verdad de lo que está frente a mí?

¿Me veo retenido en palabras, ideas o emociones, lleno de dudas, de creencias y de miedos?

Necesito darme cuenta por experiencia de lo que significa esa falta de relación entre mis centros.

Tengo, de hecho, una cierta sensación de mí y mi pensamiento está sobre ella.

Pero a veces la sensación es la que resulta más fuerte; a veces es el pensamiento.

No me siento uno.

Esa armonización de mis centros de energía y de su funcionamiento no puede ser forzada.

Es necesaria una tranquilización, un soltar de su movimiento, para que un equilibrio de energía pueda hacerse entre ellos.

Pero falta algo.

Me siento siempre demasiado pasivo.

Entonces aparece en mí la necesidad de una energía, una atención, que quede libre, que no se fije sobre nada.

Una energía que contenga todo y no rechace nada, no pida nada y no tome partido por una cosa en contra de otra.

No tendría entonces avidez y sería de una sinceridad cada vez mayor en la necesidad de ser libre para conocer.

jeanne de salzmann


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